Disculpad el ejemplo futbolero, pero a la vista está que cuando hemos comenzado el curso de la competición, y los equipos no dan el resultado esperado, y encima los inconvenientes de las lesiones, todo ello motiva una cierta esperanza en los fichajes de Invierno.
Y no es que quiera paganizar el sentido de las próximas Celebraciones Navideñas, que más de uno sólo ve como Fiestas. Hoy más que nunca precisamos del que valiendo mucho más que todo el oro del mundo, se nos ofrece por una ganga, regalado vamos. Nuestro Señor Jesucristo. Necesitamos constantemente de Su presencia e impulso para llegar a la Vida. Queda claro que sin Su ayuda nuestros propósitos, siendo muy buenos, hacen aguas. ¿Pero es posible contar con Dios en nuestro equipo?
El Papa Francisco en el Adviento pasado nos decía: “siempre me ha llamado la atención lo que el Papa Benedicto había dicho de que la fe no es una teoría, una filosofía, una idea, sino que es un encuentro. Un encuentro con Jesús».
Un encuentro que fue en la Historia y tendrá su cumplimiento para siempre en el futuro, pero ahora se realiza ese encuentro cotidiano por la Gracia, no sólo en Su Palabra y Sacramentos -en lo que siempre es bueno profundizar y crecer- sino también en el salir al encuentro de los demás para hacerles partícipes de esta Alegría por medio de nuestro servicio y testimonio.
Vivir el Adviento es esperar su llegada para acogerlo ahora «en cada persona y en cada acontecimiento, para encontrarnos así cuando llegue, velando en oración y cantado su alabanza»
«Alejarse o tener la voluntad de ir al encuentro – nos decía el Papa Francisco el año pasado-. Y esta es la gracia que hoy pedimos. ‘Oh Dios, nuestro Padre, suscita en nosotros la voluntad de ir al encuentro con Tu Cristo’, con las buenas obras. Ir al encuentro con Jesús. Y para esto recordamos la gracia que hemos pedido en la oración, con la vigilancia en la oración, el ser caritativos y bendecir. Y así encontraremos al Señor y tendremos una preciosa sorpresa”.